the fool

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18 marzo, 2010

Oidos abiertos


MAHMUD Y EL DERVICHE

Se cuenta que Mahmud de Ghazna se hallaba un día paseando en su jardín cuando tropezó con un derviche ciego que dormía detrás de un seto.

En cuanto se despertó, el derviche gritó:

“Eh tú, ¡torpe patán! ¿Acaso no tienes ojos, que tienes que pisotear a los hijos de los hombres?”

El compañero de Mahmud, que era uno de sus cortesanos, gritó:

“¡Tú ceguera sólo tiene parangón con tu estupidez! Puesto que no puedes ver, tendrías que ver doblemente cuidadoso sobre la persona a la que estás acusando de actitud descuidada.”

“Si por esto estás queriendo decir”, dijo el derviche, “que no debería criticar a un sultán, eres tú quien deberías caer en la cuenta de tu superficialidad”.

Mahmud quedó impresionado de que un hombre ciego supiera que estaba en presencia del rey, y dijo apaciblemente:

“¿Por qué, oh derviche, debería un rey tener que escuchar tus improperios?”

“Precisamente”, dijo el derviche, “porque es la coraza de la gente de cualquier categoría frente a las críticas apropiadas para ellos la causante de su desgracia. Es el metal pulido el que reluce con mayor brillo, el cuchillo afilado con la piedra de afilar el que corta mejor, y el brazo ejercitado el que es capaz levantar peso”.

Cuento de "La Sabiduria de los idiotas" escrito por Idries Shah

 
**He aqui otro de los dobles sentidos de la vida ; la critcas que nos hacen daño y por las que siempre cubrimos los odios para no oir son las que nos hacen conocerlo todo, sobre nosotros,  sobre quien las dice, y sobre el lugar , el tiempo y el momento en que son dichas ; por eso lean la ultima frase de este cuento varias veces; a mi me gusta mucho hacerlo.

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