Todo se pierde en el gris de la vereda; veo nuestros pasos y no quiero saber más, para mí esto de andar sin nada en la cabeza es libertad.
Se resume en cada paso que damos, estar junto a ti y caminar; se me viene a la
mente de pronto que mi dicha está en seguir la vista de nuestro camino.
Libertad… - pienso y suspiro- no quiero saber del mañana, no
quiero saber del futuro próximo o lejano; no quiero saber que sientes por mi,
no quiero entender lo que siento por ti, me basta el vivir el presente contigo;
solo eso… y esto es libertad.
Giro la cabeza sin propósito, me estas mirando de reojo y
te sonrió; nos mantenemos callados; el
viento nos sigue…
¿Lo sientes? – Te pregunto- asientes con la cabeza y me
tomas de la mano suavemente, es natural, no hay entendimiento; correspondo a
ese gesto y mis dedos se entrelazan en
los tuyos, solamente sigo a mi corazón porque mas allá de lo que siento todo es
incierto.
Caminamos más despacio; estamos más juntos; es porque percibo
una sensación de confort a tu lado , no
obstante me atrapa la incertidumbre como un mal augurio y me digo que no durara
mucho el bienestar, porque somos como un fenómeno de la naturaleza, somos dos
seres tomados de la mano que han sido unidas por el azar; la realidad me oprime
el pecho y entiendo que estamos sujetos a la fortuna: no somos tan libres.
Por eso prefiero no entenderlo; quiero la inconsciencia; solo me importa saber egoístamente
de nuestra naturaleza; sé que somos manifestaciones de la libertad: la vivimos y
no la entendemos, y me arrepentiré de mi actitud indolente, lo sé... pero
prefiero esperar al luego; pienso que tal vez si me pierdo en la inconsciencia comprenda que es
amar sin temer, tal vez si tu mano sigue
cogida de la mía así el camino nunca acabara, y tal vez, si nos perdemos en la
vereda gris, entienda el porqué del miedo a nuestro destino y pueda dejarlo atrás.
Gracias a ti estoy constantemente imbuida de una
inspiración, si te miro a los ojos encuentro mi puerto seguro y ya no siento miedo;
en tus ojos estoy cerca de la verdad.
Nos sentamos sobre la hierba; nos besamos y me pierdo en esta
forma de sentir; Cómoda, confiada junto a ti y sin dudas…entiendes sin palabras
mi intento; te amo.
Ahora sé que el amor es libertad... vivo para entenderlo y
también para tenerte vivo en mí, para olvidarme que existo, y siento que ahora
somos tu y yo; existimos ambos y nuestros pies en la vereda son como uno solo
que camina y se pierde en el infinito gris.
¿ Esto es amor?
¿Esto es libertad?
¿Esto es libertad?
Cada latido de mi corazón, cada latido de juventud es consciente
de que solo podré amar de esta manera en el ahora. Me reafirmo a tu lado: Te
amo y no temo; y sin temor soy libre.
No pensar; solo vivir; perderme en la inconsciencia del
sentir, reflexionar sobre lo que estamos viviendo, sentirlo como si fuese el
aire, como si fuese mi vista, como si fuesen las hojas que caen; tras esto se
encuentra la alegría de correspondernos.
-Se agradecida -me
digo- Esto es amor; para bien y para mal, un bello reflejo más allá de la
conciencia.
Que se pierda el sol, que llegue la noche…, no cerrare mis
ojos y seguiré viviendo; no temo perderme porque estoy contigo; no
obstante es irónica mi seguridad pues en realidad cogida de tu mano acabo de
perderme; no existo; al menos ya no yo sola, existo contigo ahora mismo. Me
has hecho libre y esclava.
Estamos tirados en el césped, vemos el cielo, las estrellas brillan; perdidos en
la oscuridad... salvados por el tintinear caprichoso de los puntos brillantes
de deseos; puedo confundirme en el cielo... puedo perderme a tu lado porque es
parte de nuestro camino; es el amor; una dualidad.
Existimos los dos, existe el cielo, existe tu mano, existen
tus labios.
Ahora mismo bajo el cielo oscuro, los dos somos como uno solo,
sin temor, sin yo.
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