y allí suelta tu red.
-Maestro- respondióle Pedro – hemos trabajado
toda la noche entera sin recoger un pez
Cristo pensó en voz alta :
-¡Hombre de poca fe!
Y repitióle a Pedro: Avanza mar adentro y allí suelta tu red.
Pedro obedeció entonces. La barca entro en el agua,
una gran ráfaga de fe
inflo las velas remendadas
Todo tenia en ese instante una actitud de obedecer.
Aunque los negros vientos de la vida
quieran mi leve embarcación romper,
y las heladas mano de los hombres
mi caminito siembren de desdén ,
yo, navegante triste de la tarde,
mendigo errante de la dulce sed,
alzare hacia la altura el pensamiento
y tenderé mi red.
Aunque las embocadas de las dudas
a solas me hallen al anochecer,
y quieren apartarme del sendero
que ha de llevarme al horizonte aquel,
yo, caminante mudo del crepúsculo,
que siento el claro corazón arder,
esperare el mandato del Maestro
y tenderé mi red.
Y después , terminada la jornada,
de frente al viento libre y cara a cara al sol,
no tendré entre mis manos
la pesca milagrosa del Señor;
sino que entre las redes toscas y mal unidas,
recogeré temblando de emoción,
mas fuerte, mas sincero , mas limpio, mas abierto
que nunca el corazón…,!mi corazón!...
Escrito por Daniel de La Vega
De no perder la esperanza y de caminar hasta la meta (felicidad).. de eso se trata la vida.
ResponderEliminarSaludos.