the fool

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19 agosto, 2014

Solo lo que merece ser amado





Dioses de las tinieblas vienen a mí
con sus tentadores brazos,
elogian mi esperanzada sonrisa,
 dan fin a mi dolor.

Olvido que es lo bueno,
no hay santo ni nefando,
solo aquello que se materializa y
que me acoge con interesado aprecio,
solo el placer doloroso de mi salvación.

¿Es negro lo que se cierne sobre mí?,
en este punto es incierto,
¿Qué color tiene la verdad?

Hay  dudas, siempre las hay, pero no pestañeo,
Yo decido.
Y me interno en esta oscuridad...
¡No importa!
Atrás no dejo luz.

Me digo: "soy fuerte",
me creo invencible,
 no habrá fuerza que haga de mí su esclava,
así como no hubo calor que me acogiese.

Soy yo un ser maligno,
soy ya una criatura más,
pero no creeré,
no predicare,
no instare a nadie a seguirme,
no rogare piedad, mi corazón pertenece a la divinidad,
 y siempre he de resguardar el recuerdo
débil e instintivo de mi Dios.

Desacreditado por los invidentes del mundo,
Él me reclama y por Él es que siempre
 estaré libre de hundirme.
 Cual tronco a merced de un río
 he de dejarme llevar,
gusto de eso,
mas nunca morare
en lo profundo de las aguas.

Pero entonces, ¿En qué situación me encuentro?,
¿Qué es lo que soy?,
¿Acaso demonio oscuro?,
¿Acaso santo mártir?

No, soy un ser que busca la luz.
 Revelaré la naturaleza de mi Dios,
Él, es Uno, lo imperecedero,
la fuerza, la belleza y el verdadero solaz.

Caigan sobre mí todas las condenas,
 diríjanse hacia mi pecho
todos los dedos acusadores,
soy culpable de todo,
si mi ser me pide sacrificio,
así será,
Si la fuerza me requiere actuar con malicia,
Eso haré.
Si he de romper las reglas,
Vuestras convenciones,
 Me volveré una insurrecta,
 me comportare si se quiere , como una enajenada,
 Y cumpliré lo que la intuición dicta;
Ese será siempre el verdadero camino.
Ese será siempre mi corazón.

Desoye las voces de otros,
 Cierra tus ojos a figuras inciertas,
 camina hacia el precipicio,
cree en dar un paso
 y decide continuar.

Mi voluntad es hoy mayor que las sombras,
Siempre fui una infiltrada.

 Nunca supe de nada verdadero antes,
pero lo veo ahora,
un pequeño resplandor,
 tan fuerte como el lucero
o las estrellas
en el basto universo de misterio.

Mi luz,
hija de lo santo y lo nefando,
converge en mí ser,
perfecto e imperfecto,
mortal y perecible.

 Viviré en la noche y en el día
 como si fueran lo mismo,
ese es el destino de todos nosotros,
 incluso de quienes lo ignoran,
 amado y detestado,
contemplado con el desconsuelo de mi venda rasgada,
mi destino.

*Solo la verdad merece ser amada.



Escrito por Jana :3
Mayrus, gracias por hacerme rebuscar entre mis cosas, provoco que  me reencuentre con mis ermitaños. ^^

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